Yo, cobarde o aventurero, escapo en ocasiones a un paraje solitario que se encuentra a una hora escasa de la ciudad.
En ese lugar apartado, alejado del mundanal ruido, comparto tiempo y espacio con los peces multicolores del estanque, que nadan lentos.
Me desprendo de la ropa y me tiendo en la orilla. Saco mi almuerzo y mientras echo migas a los peces brotan, como un manantial caudaloso, mis más extraordinarios sueños.
Ayer, sin ir más lejos, escapó uno de ellos. Cayó entre el banco de peces quecomenzaron a nadar alrededor suyo, en una danza ritual de torbellinos oníricos y arreboles lisérgicos. Fue así como consiguieron detener el tiempo,desentrañar el enigma y contarme la historia del sueño fugado. Momentos después desperté de mi aturdimientoagarrado al volante mientras volvía a la ciudad, relajado, feliz y sin aflicciones.
Intenté recordar paso a paso todo cuanto hubo sucedido. ¿Fue todo real o tal vez, un sueño soñado entre sueños?
Me prometí no tardar en volver allí y contaros con detalle todo cuanto acontezca.
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