"Hallóle sentado en la orilla, que allí se estaba, sin que sus ojos se secasen del continuo llanto, y consumía su dulce vida en la tristeza suspirando por el regreso; pues la ninfa ya no le era grata.
Obligado a pernoctar en la profunda gruta, durmiendo con la ninfa que le quería sin que él la quisiese; pasaba el día sentado en las rocas de la ribera del mar, y consumiendo su ánimo en lágrimas, suspiros y melancolía, clavaba los ojos en el ponto estéril y derramaba copioso llanto".
Obligado a pernoctar en la profunda gruta, durmiendo con la ninfa que le quería sin que él la quisiese; pasaba el día sentado en las rocas de la ribera del mar, y consumiendo su ánimo en lágrimas, suspiros y melancolía, clavaba los ojos en el ponto estéril y derramaba copioso llanto".
La Odisea. Canto V

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